Dicen que recordar es vivir...palabras sabias del refranero popular, que nos explican en dos platos que uno de los placeres más exquisitos del ser humano es cuando, después del largo camino recorrido en la vida, podemos recrearnos en la memoria ( alzheimer permitiendo ) para de alguna forma, revivir los buenos momentos que nos deparó la vida. En particular, la música tiene el mágico efecto de transportarnos, cual túnel del tiempo, a ese pasado nostálgico al cual nos estamos refiriendo.
Todo este preámbulo aburrido fue para introducir el tema del evento que tuvimos el placer de presentar el día 22 de Octubre del presente y que denominamos: encantando con lo nuestro. La soprano Gilda Lamuño y el guitarrista Javier Triana, nos transportaron a un lugar, no muy lejano en el tiempo, en que las serenatas hacían suspirar a más de una caraqueña en su balcón. Piezas como, Caramba de Otilio Galindez, Criollísima de Luis Laguna y Henry Martínez, La Mónica Pérez, recoplilación de Vicente Emilio Sojo, Serenata de Luis Laguna, entre otras maravillosas piezas, deleitaron a la selecta audiencia que llenó el pequeño pero íntimo espacio del café. Al momento de escribir esta reseña tuvimos la oportunidad de presentar una segunda edición del evento, a petición de varias personas que se quedaron sin poder venir la primera vez.
